Hacia un Plan Sinodal de Pastoral


La tarea pastoral es del Señor y todos los bautizados, miembros de la Iglesia; no por casualidad el proceso sinodal ha acrecentado la conciencia de nuestra identidad de Pueblo de Dios, en cuyo interior cada uno es portador de la dignidad derivada del bautismo y está llamado a la corresponsabilidad diferenciada en la misión común de la pastoral. 

De allí, que al fundarse la paraguanera Diócesis de Punto Fijo, con Mons. Juan María Leonardi Villasmil, en la aurora del tercer milenio, se dió a sí misma, la tarea de elaborar un Proyecto Diocesano de Renovación y Evagelización (noviembre 1998), que se concretó en un Plan de Pastoral (septiembre 2003), instrumento para crecer y caminar juntos hacia la santidad-unidad que Cristo le pide y hacia la misión que le confía

Pero con el paso del tiempo por diversas dificultades se fue relegando el plan de pastoral del plano personal y comunitario; el papa Juan Pablo II, cuando hablaba del Plan pastoral en la Novo Millennio Ineunte, número 38, advertía, que insidia este comportamiento en gran parte por: "pensar que los resultados dependían de nuestra capacidad de hacer y programar. Ciertamente, Dios nos pide una colaboración real a su gracia y, por tanto, nos invita a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencia y capacidad operativa en nuestro servicio a la causa del Reino. Pero no se ha de olvidar que, sin Cristo, “no podemos hacer nada” (cf. Jn 15,5)". 

De hecho, los pasos preparativos a la segunda Asamblea Nacional de Pastoral, nos interpelo como Iglesia, con el retorno del tema de la pastoral orgánica, planificada y participativa, con la pregunta de consulta: ¿cómo ser una parroquia en salida?, abordado en Asamblea diocesana de pastoral con Mons. Carlos Alfredo Cabezas Mendoza (marzo 2020).

Pero el acontecimiento del Sínodo de la Sinodalidad, ha marcado la pauta, ya que ha mostrado unas series de actitudes espirituales para el trabajo pastoral, que impulsan a salir en dirección favorable; pues, “si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los albañiles” (Sal 127). 

Esta es la dinámica trinitaria con la que Dios sale a nuestro encuentro, haciéndonos ver la necesidad de conversión y renovación pastoral, ayudándonos a comprender que la sinodalidad comporta el reconocimiento del Otro, reunirnos en los diversos niveles de la vida eclesial, escucharnos, dialogar, discernir, crear consenso con respecto a la labor pastoral y sobre la Iglesia que queremos (¿cómo ser una Iglesia sinodal en misión?); para hacer frente a los desafíos pastorales de la Iglesia de nuestro tiempo, y hacer el seguimiento de Jesús, el impulso misionero en todo el territorio diocesano y la construcción del Reino de Dios.

El recorrido del sínodo, nos ha conducido a la vivencia de un proceso de búsqueda para realizar la acción evangelizadora de manera renovada, y a revisar nuestra realidad mediante una primera consulta (social y eclesial) diocesana (octubre 2021 - abril 2022), que llamó a la participación, por medio de reuniones con los grupos de apostolado y con las comisiones diocesanas a fin de realizar el primer Consejo diocesano de pastoral (septiembre 2023). En el consejo se evaluó (en mesas de trabajo) la situación pastoral diocesana y se elaboraron propuestas pastorales, que dio paso a la Asamblea diocesana de pastoral (octubre 2023); en ella, se percibió la alegría evangélica de tener nuevamente un pastor propio (la primera Asamblea con el III obispo) y de ser Pueblo de Dios. 

En Asamblea diocesana se deliberó movidos por el proceso sinodal, sobre que Iglesia queremos; Monseñor Luis Enrique Rojas Ruiz, subrayó la importancia de una pastoral evangelizadora abordada comunitariamente, en donde los Laicos, Familia y Vida, juegan un papel importante; la consulta arrojó unas conclusiones sobre el ideal de Iglesia que deseamos, que fueron en general bien acogidas, dando la posibilidad de repensar el plan diocesano de pastoral; considerando esta realidad, Monseñor Luis, conformó una comisión diocesana para tal fin (reunión del Clero de abril 2024).

Una vez creada la comisión en sus reuniones se evaluó el impacto del plan de renovación en el tiempo; acordándose promoverlo, reimpulsarlo y continuar el trabajo de consulta sinodal en relación al plan pastoral para la Iglesia que queremos; pero esta vez, a nivel de los presbíteros y diáconos (junio 2024) señalando la consulta sinodal como prioridad, volver al plan para caminar juntos en la misma dirección, trabajar unidos teniendo un solo criterio, en función de lo que queremos; tal como invita el sínodo de la sinodalidad.

Así pues, hecho evidente el deseo de reiniciar el itinerario de conversión y fe del plan de pastoral; debemos trabajar para que acontezca, partiendo del criterio fundamental de la pastoral de conjunto y de este otro relacionado: “no hay que destruir nada de lo que existe, sino orientarlo todo hacia lo que se quiere lograr”, para dinamizar su concreción operativa.

La Vícaría de pastoral en vista a esto, con la comisión Diocesana de Plan Pastoral, entra en proceso de análisis (agosto-septiembre 2024), por medio del discernimiento teológico-pastoral, confrontando las conclusiones de las reuniones, consultas diocesanas del recorrido del Sinodo con el Proyecto Diocesano de Renovación y Evangelización, siguiendo los cuatro modelos que se utilizaron en el desarrollo del mismo (modelo de Realidad, Ideal, de Diagnóstico y Operativo); apoyados en los documentos latinoamericanos, en especial los documentos del Concilio Plenario de Venezuela (CPV) y las orientaciones para la animación bíblica de la pastoral (ABP); para finalmente presentar los pasos o etapas del plan al colegio de consultores y consejo presbíteral (octubre - noviembre 2024), para la toma de opciónes y la planificación más concretas de las acciones.

Comisión Diocesana
de Plan Pastoral

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