Perdona Nuestras Ofensas, Concédenos Tu Paz
Mensaje de Papa Francisco para la LXVIII Jornada Mundial de la Paz 2025
Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz
I. Escuchando el grito de la humanidad amenazada
1. Al inicio de este nuevo año que nos da el Padre celestial, tiempo jubilar dedicado a la esperanza, dirijo mi más sincero deseo de paz a toda mujer y hombre, en particular a quien se siente postrado por su propia condición existencial, condenado por sus propios errores, aplastado por el juicio de los otros, y ya no logra divisar ninguna perspectiva para su propia vida. A todos ustedes, esperanza y paz, porque este es un Año de gracia que proviene del Corazón del Redentor.
2. En el 2025 la Iglesia católica celebra el
Jubileo, evento que colma los corazones de esperanza. El “jubileo” se remonta a
una antigua tradición judía, cuando el sonido de un cuerno de carnero —en
hebreo yobel— anunciaba, cada cuarenta y nueve años, uno de clemencia y
liberación para todo el pueblo (cf. Lv 25,10). Este solemne llamamiento debía
resonar idealmente en todo el mundo (cf. Lv 25,9), para restablecer la justicia
de Dios en distintos ámbitos de la vida: en el uso de la tierra, en la posesión
de los bienes, en la relación con el prójimo, sobre todo respecto a los más
pobres y a quienes habían caído en desgracia. El sonido del cuerno recordaba a
todo el pueblo —al que era rico y al que se había empobrecido— que ninguna
persona viene al mundo para ser oprimida; somos hermanos y hermanas, hijos del
mismo Padre, nacidos para ser libres según la voluntad del Señor (cf. Lv
25,17.25.43.46.55).
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